Desde hace unos años menudean las publicaciones más o menos científicas relativas a la historia de este o aquel municipio, unas veces plagados de fotografías antiguas o actuales y otras sesudas recopilaciones documentales de los siglos pasados. El estudio es casi siempre realizado por el erudito local, sino del mismo municipio de uno cercano, o de una extensión más amplia, de la comarca, valle, la cuenca, etc. En algunas ocasiones incluso tiene estudios relacionados con las letras y en algunos es un párroco de la zona o un cura retirado a su lugar de nacimiento. Casi nunca un historiador profesional.
La calidad de las obras es dispar, ya que hay distintas clases, aunque no vamos a realizar una tipología profunda al no ser esto un estudio general del caso. Podemos encontrar, por ejemplo, las obras de recopilación documental: en este caso suele tratarse de personas que pasan largas horas buceando entre antiguos legajos, que como antiguos amanuenses copian literalmente los documentos, transcribiendo su contenido, llegando incluso a publicar obras "históricas" que son literalmente transcripciones de documentos. Por ejemplo, se transcriben las repuestas generales del Cuestionario para la realización del Catastro del Marqués de Ensenada de pueblo XXXX y ya está una "investigación histórica", eso claro si al pseudo investigador se le da más o menos bien la paleografía.
Otro caso es el libro que trata de sacar todas las casas del pueblo, la iglesia y cualquier otro elemento arquitectónico o festivo destacado. Suele tratarse de un libro realizado por encargo, más basado en poner texto al pie de la nutrida concurrencia de fotografías con que se ilustra. Por supuesto, no debe faltar la tía Juana hilando o el tío Paco con las madreñas por la calle del caño que siempre tiene barro, que son muy mayores y a lo mejor ya no conseguimos retratarlos. Una versión más moderna del mismo es el que hace recopilación de las fotos del pueblo, de diferentes épocas.
Una tercera clase que podemos encontrar en las estanterías de bibliotecas y librerías es el pseudocientífico, se trata de un libro estructurado, que ya estudia aspectos de diferentes tipos, económicos, sociales, culturales, etc. En muchos casos obvia lo histórico o lo ciñe a algún elemento muy destacado. Se trata de un tipo de libro que si da una información compleja sobre el municipio, datos de población, festividades, celebraciones tipologías, etc. Todo correcto salvo por un detalle, suelen ser una recopilación de datos de diferentes índoles recopilados en una sola publicación, el autor es un mero recopilador.
Una cuarta clase de libro microhistórico de los municipios, pueblos, etc., es el realizado con método más o menos histórico, está estructurado en etapas históricas, transcribe documentos pero los sitúa en un contexto, a veces es un poco dado a lo anecdótico, se regodea en hechos concretos, más fáciles de documentar, pero buscar llenar al menos cada etapa de la historia con alguna de estas historias. A veces se hace eco de las leyendas ilustrativas.
Seguramente no son las únicas, ya que además de haber algunas con elementos comunes en todas las clases hay algunas a las que no hemos llegado. Tan sólo una pequeña minoría suelen ser obras estrictamente históricas, las más de las veces sobre aspectos incluso más concretos que la propia localidad y tienen su origen en la universidad o en investigadores ya consagrados.
De todas ellas queremos destacar una cuestión que queda patente con tan sólo consultar los índices de algunas de ellas y la razón del título de este post: obvian la historia del siglo XX. Si buscamos fotografías, pocas o ninguna son anteriores a la guerra civil, si lo son nunca tendrán ninguna simbología política, ni saldrá nadie que fuese represaliado. Los que recopilan documentación no están interesados por la república ni por la guerra civil, a ser posible la historia del pueblo se acaba en el siglo XIX. Incluso aquellos que estudian cuestiones sociológicas, económicas y demás no tratan cuestiones como quien gobierna los ayuntamientos, o de que partido era el alcalde que mandó poner la fuente de la plaza, salvo que el partido de este colabore en la edición del libro. Más allá todavía, los que si podemos considerar realizados con un método científico pasan de puntillas por el tema de la guerra civil, no es conveniente citar a los hijos de fulanito que su padre y el vecino se llevan mal porque uno era falangista y el otro rojo, hay que dejar contentos a todos.
El miedo existe. Es un miedo profundo que hace que se oculte una parte de la historia. Es un miedo que ataca a todos los niveles de la sociedad, incluidos los distintos tipos de investigadores que realizan estas investigaciones y que publican estos libros. Aun se nota más si el libro es de encargo: que salgan todos que no quede nadie descontento, que si quedan contentos con el libro a lo mejor sacamos unos votos.
La historia contemporánea de los pueblos da miedo a los investigadores, porque aun está muy cerca, porque aun siguen muchas heridas abiertas y sobre todo porque siempre puede haber alguien que venga a decirte: te has equivocado, eso que cuentas en tu libro no es así. Un romano no va a venir a decirnos si la vía romana pasaba por aquí o 20 metros más allá si nos equivocamos porque han hecho una carretera y ya no se sabe lo que había debajo. Sin embargo, la gente sí. La gente mayor aun le da mucha importancia a lo que se escribe, no pueden entender por qué tomarse la molestia de escribir algo que no sea verdad, o que no sea toda la verdad. ¿Por qué hurtan entonces una parte de la historia los que escriben? ¿Por qué siguen teniendo miedo a la contemporaneidad? También forma parte de la historia pequeña de cada municipio, de cada localidad, incluso de cada familia.
Tan sólo os propongo una prueba, acercaros a cualquier librería de León, a la sección local, y ojead los índices de los libros que traten sobre la historia de algún municipio y buscad algún capítulo sobre el siglo XX, la guerra civil, etc., seguro que en más de uno de cada diez libros no lo podréis encontrar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario